jueves, 19 de marzo de 2009

Talking Heads

Me topé con los Talking Heads casi de casualidad. Y lo hice a través de Burning down the house:


Tirando del hilo, di con auténticas joyas como Psychokiller:



Más tarde llegaron al gran público con el disco Little creatures, con temas como Road to nowhere o el discotequero Television man, que sonaba a todas horas en discotecas que luego configurarían la Ruta del Bakalao (Barraca, Spook, Espiral...).



Pero, sobre todo, me gusta el aspecto histriónico de David Byrne, que se ha convertido en un modelo de artista de la música:



En fin, una recuperación primaveral que merece la pena:

lunes, 2 de marzo de 2009

Los Suaves

Conocí a Los Suaves gracias a David. En el año 84/85 venían él y otros compañeros desde Galicia con las maletas repletas de canciones y grupos que matarían de espanto a los seguidores de Mecano: Eskorbuto, Barricada, Kortatu, La Polla Records, Cicatriz... y Los Suaves.
Algunas canciones de Los Suaves se convirtieron para nosotros en himnos generacionales:


A veces eran canciones gamberras, pero otras estaban cargadas de lirismo:


Teníamos dos discos de referencia: Esta vida me va a matar y Frankenstein. Después vinieron otros, con estilos distintos pero siempre cargados de letras pesimistas que, cantadas con la voz rota de Yosi, convierten las agonías de Unamuno o Cioran en cuentos infantiles. De los años posteriores me gustaron bastante las versiones acústicas:


Los Suaves han puesto música a textos literarios. De alguno he hablado en mi blog Re(paso) de lengua. Más conocida es la versión del poema de José Agustín Goytisolo, Palabras para Julia:


Y no quiero extenderme en elogios de un grupo que supuso para mí empezar a ser mayor, algo de lo que se da uno cuenta los días como hoy en que cumplo años. La última va dedicada a David, que, allá en la isla de la Reunión, por muy vice-cónsul que sea, nunca dejará de ser el gran amigo de mi vida: